viernes, 12 de julio de 2013

Hoy es uno de esos días...

Hoy es uno de esos días donde el desánimo se apodera de nosotras y nos hunde en ese agujero negro llamado desesperanza, en donde por mucho que nades contracorriente y con todas tus fuerzas, te ata con sus lazos invisibles mientras deja que te agotes lentamente para minar tu ánimo y ansias de salir adelante.

Hoy es uno de esos días, en que miras a tu al rededor y ves con la nitidez de un adivino, la mella que ha hecho esa palabra que no debe nombrarse, lo único que ves son caras de horror, angustia, desamparo...y te preguntas ¿por qué? ¿qué hice mal? ¿qué hicieron mal? ¿ acaso no son muchos años de purgatorio para unos y de infiernos para otros? y es, en ese preciso instante, cuando la frente se arruga para intentar contener las lágrimas que se agolpan en los ojos y, los labios, apretados, empiezan a hacer movimientos extraños e incontrolables que no hacen más que denotar un estado, del que intentas huir mirando hacia todos los lados, como si no pasara nada, pero sí pasa. Entonces, miras hacia arriba pidiendo auxilio a Dios, Alá, Yahvé, al universo o al marcianito que te quiera escuchar, te llevas las manos a la cara y explotas en un mar de llantos incontrolables mientras tu mente funciona a mil por hora pensando en todas las cosas que te hacen sentir al borde del abismo; y tras cinco o diez minutos de descarga vital, alzas la cabeza, te secas las lágrimas con las manos y te dices "ya está, ya pasó", suspiras profundamente y piensas "ahora, a tirar para a lante y a luchar". Tu cuerpo aún se tambalea por las emociones acumuladas, pero tu mente esta más clara que nunca, tus pilar recargadas  y tus ganas e ilusión más inquebrantables.

Te lavas la cara, te peinas y te dices mirando al espejo "aquí no ha pasado nada", coges el móvil, abres la puerta, te diriges a la huerta y ves, que a pesar de las temperaturas asfixiantes y de la niebla de los últimos días, que todo sigue igual, nadie sabe que te acabas de caer y te has vuelto a levantar. 


Miras los tomates, los pimientos y empiezas a visualizar todo lo que vas a hacer y, en ese preciso instante, te suena el móvil, escuchas una voz  mientras observas las cebolletas y sin saber como, aparece la primera sonrisa del día.

Conclusión:

Hoy es uno de esos días, donde hemos caído y vencido al mismo tiempo.
Hoy es uno de esos días donde perdimos y ganamos a la vez.
Hoy es uno de esos días que nos hacen fuertes.
Hoy es uno de esos días donde sabemos que no habrá banco, institución o político que pueda con nosotras.
Hoy es uno de esos días en que sé ¡que voy a hacer la mejor mermelada del mundo!









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